La restauración de 835 hectáreas de superficie y la creación de 96 hectáreas de humedales son algunos de los datos resultantes del proyecto de recuperación para el medio natural de las antiguas explotaciones mineras de Endesa en la comarca del Alto Guadiato.
Antes y despues de la restauración de Corta Ballesta
Los terrenos que un día entregaron su riqueza en forma de mineral de carbón, hoy la recuperan a través de superficies fértiles para el cultivo y ecosistemas naturales habitados por especies autóctonas e incluso otras nuevas que, en sus procesos migratorios o de manera permanente, se han incorporado a ellos. La extracción minera de carbón que se desarrolló durante más de 40 años, entre 1972 y 2015, y el cierre administrativo en el Valle del Guadiato se producirá a lo largo de 2018.
Para garantizar los procesos de restauración sostenible, el método de explotación aplicado ha sido el de minería de transferencia, lo que permite simultanear los trabajos de explotación y restauración. De esta manera, no hay que esperar a la finalización del proyecto minero para comenzar a ejecutar los trabajos de restauración de toda la superficie afectada. Durante este proceso, tanto la escombrera exterior como la interior se van conformando para darles formas onduladas parecidas a las del relieve del entorno. Posteriormente, se cubren con tierra vegetal y, después, se hacen un abonado y una siembra con vegetación autóctonas.
La fase final del proyecto de restauración es la recuperación del hueco final de la mina, generalmente a través del almacenamiento de agua.
En el caso concreto del centro minero de Peñarroya (Córdoba), ha estado en explotación durante el periodo 1961-2010, con una producción de 27,3 millones de toneladas de carbón. La actividad se desarrolló en 13 instalaciones de interior y siete a cielo abierto, repartidas en los términos municipales de Fuente Obejuna, Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez y Espiel, donde ahora se han desarrollado los proyectos de restauración ambiental. El proceso restaurador arrancó en San Ricardo-Cervantes en 1984 y posteriormente se extendió al resto de explotaciones a cielo abierto: Cabeza de Vaca, Candelaria, Ballesta Oeste, Cervantes Oeste y Ballesta Este, hasta completar 835 hectáreas.
Según los estudios de observación desarrollados durante 2015 y 2016 para comprobar cómo el terreno se ha ido recuperando, en la corta Cervantes, por ejemplo, se observaron 84 especies de vertebrados como resultado de 909 contactos. Llamó la atención el hecho de que en la escombrera se contabilizaron 11 ejemplares de cernícalo primilla que se alimentan en los herbazales de la mina, donde no se utilizan fitosanitarios. En la corta Ballesta, por su parte, se detectaron 91 especies de vertebrados como resultado de 525 contactos, entre ellos ejemplares de buitre negro, catalogado como especie vulnerable en el Libro Rojo. El 70% las especies, además, se encuentran protegidas, la mayoría de ellas, aves.