Es un error suponer que una iluminación más eficiente conduce a un consumo más reducido.
Según la consultora de datos IHS Markit. los LED usan mucha menos energía por lumen producido. la iluminación LED usa un promedio de un 40% menos de energía que las lámparas fluorescentes, y un 80% menos que las lámparas incandescentes para producir la misma cantidad de luz.
«El uso de LED para iluminar edificios y espacios al aire libre redujo las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) de la iluminación en un estimado de 570 millones de toneladas en 2017. Esta reducción equivale aproximadamente al cierre de 162 centrales eléctricas de carbón», explica la consultora en un comunicado, explicando que rastrearon la cuota de mercado de todas las empresas de LED, sugiriendo que cada LED vendido es un sustituto directo de una luz más antigua y menos eficiente.
«La eficiencia de la iluminación LED es esencialmente lo que la hace respetuosa con el medio ambiente. Por lo tanto, la conversión LED es diferente a otras medidas, que requieren que las personas reduzcan el consumo o realicen cambios en el estilo de vida. Las empresas de componentes LED y las empresas de iluminación han transformado su industria; están luchando contra el cambio climático de manera mucho más efectiva que otras industrias, y se les debería dar crédito por ello», comenta Jamie Fox, analista principal de IHS Markit.
La evidencia del espacio dice lo contrario
No es oro todo lo que reluce. La consultora asume que estas compañías están reemplazando la iluminación ineficiente con LED pero la evidencia es bastante clara: gracias a los LED estamos usando más energía que nunca y seguimos imaginando nuevas e ingeniosas formas de usar la iluminación LED en lugares que nunca antes habíamos visto.
Un estudio publicado en la revista Science Advances utilizó fotos del espacio para mostrar que estamos usando más iluminación que nunca. La superficie iluminada artificialmente de la Tierra por la noche aumenta en luminosidad y extensión. No hay lugar a dudas.
«A pesar de que un objetivo central de la revolución de la iluminación es la disminución del consumo de energía, la meta podría verse menoscabada por un efecto de rebote a causa de un mayor uso de energía en respuesta a un menor costo de la luz», explican los autores.
«Utilizamos el primer radiómetro satelital calibrado diseñado para las luces nocturnas para mostrar que de 2012 a 2016, el área al aire libre artificialmente iluminada de la Tierra creció un 2,2% por año, con un crecimiento de radiancia total del 1,8% por año. Las áreas continuamente iluminadas se iluminaron a una tasa de 2.2% por año», continúan los investigadores.
Todo indica una mayor contaminación lumínica, con las correspondientes consecuencias negativas para la flora, la fauna y el bienestar humano. La iluminación se ha vuelto tan económica, gracias al bajo costo de la energía y la eficiencia de la iluminación, que estamos usando mucha más en todo el mundo.
Fuente: ambientum.com