Acuicultura, ¿la solución a los límites de los recursos pesqueros?
- On 4 julio, 2017
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La demanda mundial de productos pesqueros se ha más que triplicado desde 1960, y va a seguir creciendo a fuerte ritmo hasta por lo menos 2025 por el incremento de la población sobre la tierra y por un aumento en el consumo per capita de pescado. La pesca mundial se estancará en los próximos 30 años, por lo que la acuicultura será la única manera de hacer frente a la cada vez mayor demanda de pescado, según un informe de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Así, la acuicultura se presenta como uno de los sectores productivos con mayor potencial de crecimiento y diversificación, siendo además una opción de futuro para mantener el abastecimiento de pescado. No obstante, la acuicultura cuenta con numerosos detractores, que la consideran más perjudicial que beneficiosa para el medio ambiente y la salud.
La acuicultura se define como la acción de criar peces, moluscos, crustáceos y vegetación acuática, en ambientes físicos controlados, con el fin de reemplazar y mejorar las condiciones que estos organismos encuentran en ambientes normales.
La acuicultura tiene una historia de 4.000 años, pero ha sido desde hace 50 cuando se ha convertido en una actividad socioeconómica relevante. Existen referencias de prácticas de cultivo de carpa en la antigua China, Egipto, Babilonia, Grecia, Roma y otras culturas euroasiáticas y americanas.
Las referencias más antiguas se dan en la antigua China. En el año 1400 a. C., ya existían leyes de protección frente a los ladrones de pescado. El primer tratado sobre el cultivo de carpa data del 475 a. C., atribuido al chino Fan-Li, también conocido como Fau Lai.
Entre griegos y romanos, existen numerosas referencias. Aristóteles y Plinio el Viejo escribieron sobre el cultivo de ostras. Plinio, en concreto, atribuye al general romano Lucinius Murena el invento del estanque de cultivo, y cita las grandes ganancias de su explotación comercial, en el siglo I.
En la cultura occidental actual, la acuicultura no recobró fuerza hasta la Edad Media, en monasterios y abadías, aprovechando estanques alimentados por cauces fluviales, en los que el cultivo consistía en el engorde de carpas y truchas.
En el año 1758 se produjo un importante descubrimiento, la fecundación artificial de huevos de salmones y truchas por Stephen Ludvig Jacobi, un investigador austríaco, aunque su investigación no salió del laboratorio y quedó en el olvido.
En 1842, dos pescadores franceses, Remy y Gehin, obtuvieron puestas viables, totalmente al margen del hallazgo de Jacobi. Lograron alevines de trucha, que desarrollaron en estanque con éxito. El descubrimiento llevó a la Academia de Ciencias de París a profundizar en el hallazgo, y con ello la creación del Instituto de Huninge, el primer centro de investigación en acuicultura.
Sistemas de Producción Acuícola
La acuicultura es una actividad que abarca muy variadas prácticas y una amplia gama de especies, sistemas y técnicas de producción. El éxito de la acuicultura moderna se basa en el control sobre la reproducción de las especies, en el mejor conocimiento de su biología, en las innovaciones tecnológicas y en el desarrollo de alimentos específicos.
Casi la mitad de toda la producción mundial de la acuicultura en 2006 consistió en peces, pero el incremento de la producción ha tenido lugar en todos los grupos de especies.
Como en cualquier sistema de producción agropecuaria, existen diferentes tipos de cultivos según la intensidad y tecnificación del cultivo.
Acuicultura extensiva. Son sistemas de cultivo de baja intensidad y tecnología, en los que se aprovechan condiciones naturales favorables. Los cultivos extensivos más conocidos son los de organismos filtradores marinos, como ostras, almejas y mejillones, y de macroalgas marinas, que se realizan directamente sobre fondos arenosos de áreas intermareales, o sobre estructuras apoyadas en el fondo, como estacas y mesas de cultivo, o flotantes, como bateas y líneas. En ellos se procede a la siembra y el proceso de alimentación y engorde es natural.
Los sistemas extensivos son bastante utilizados en la producción de fitoplancton y zooplancton en climas cálidos, con grandes dosis de radiación solar. Balsas de agua enriquecidas con nutrientes minerales se utilizan para la producción de microalgas como Chlorella o Spirulina, destinadas a alimentación humana, cosmética o herbodietética, o como alimento de un segundo cultivo extensivo de zooplancton, como Daphnia o Artemia, utilizado posteriormente en alimentación larvaria de peces y crustáceos.
Acuicultura semiintensiva e intensiva. Sistemas de cultivo más controlados y de mayor rendimiento, en los que el grado de tecnología e intervención es mucho mayor a los extensivos. Los cultivos de peces en jaulas flotantes directamente en el mar, o en lagos, son sistemas semiintensivos. El agua es la del medio, sin ningún sistema de bombeo, pero se aportan alimentos y se realiza un mínimo control del cultivo. También son sistemas semi-intensivos los cultivos en estanques y canales en circuito abierto o semiabierto, aprovechando aguas corrientes, algo muy frecuente en truchicultura.
Los cultivos intensivos se realizan normalmente en instalaciones separadas del medio natural, en tanques o piscinas aisladas con sistemas técnicos de captación y recirculación de agua, y con un control total del medio y de los individuos. Son mucho más caros que los procesos menos tecnificados, pero el aumento de rendimiento o la necesidad de un mayor control de la producción es determinante.
La acuicultura en España ha tenido un importante desarrollo en los últimos años como consecuencia de diversos factores, pero con un denominador común que ha sido la apuesta de los profesionales del sector en su conjunto, para alcanzar un desarrollo sostenible de la actividad.
España, con sus aproximadamente 8.000 Km. de costa, y la riqueza y extensión de su red hidrográfica, ofrece múltiples posibilidades para el desarrollo de la acuicultura, aunque la experiencia ha demostrado que no es suficiente disponer de los espacios adecuados sino además realizar una acuicultura altamente especializada desde el punto de vista tecnológico, económico y comercial.
Según el informe La Acuicultura Marina de Peces en España 2008, de la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos (APROMAR), la acuicultura y la pesca extractiva son dos actividades complementarias que deben hacer frente al reto de la creciente demanda de productos pesqueros, si bien desde situaciones diferentes ya que los retos de la acuicultura se dirigen hacia el crecimiento sostenible y su consolidación como actividad con una excelente proyección de futuro para la humanidad, mientras que la pesca debe encontrar acomodo por debajo de un techo de producción ya superado transitoriamente en algunas ocasiones. La pesca extractiva comenzó a toparse con la realidad de los límites de los recursos pesqueros en la década de los 90. Desde esos años ha sido la acuicultura la que ha cubierto la demanda creciente de productos pesqueros, tanto de peces, como de moluscos o crustáceos.
“La pesca mundial se estancará en los próximos 30 años, por lo que la acuicultura será la única manera de hacer frente a la cada vez mayor demanda de pescado, según un informe de la FAO”.
La contribución de la acuicultura al suministro mundial de pescado, crustáceos y moluscos crece año tras año. Según la FAO, se prevé que alcance al menos el 50% de la producción pesquera total en 2025. El mensaje de la FAO tras la Cumbre de Roma de junio de 2008 es claro: la acuicultura puede jugar un papel clave en ello por muchas razones: por su utilización más eficiente de los recursos naturales, por su reducido y controlable impacto ambiental, por su valor nutricional, por su seguridad alimentaria, por el precio competitivo y por la disponibilidad regular de sus productos.
Según el informe mencionado anteriormente, la demanda mundial de productos pesqueros se ha multiplicado por ocho entre los años 1950 (19,9 millones de Tm) y 2006 (159,9 millones de Tm) por el incremento de la población sobre la tierra y por un aumento en el consumo per capita de pescado, que ha pasado de 11 Kg./persona/año en 1970 a 19 Kg./persona/año en 2006. Los productos pesqueros son, actualmente una de las más importante fuentes de proteína animal del mundo, representando el 25% del total de la proteína ingerida en los países en vías de desarrollo y el 10% en Europa y Norteamérica.
La producción de la pesca extractiva alcanzó sus máximos niveles a finales de los años 80 y desde entonces fluctúa en torno al mismo nivel (90-95 millones de toneladas), indicando que los océanos se están explotando cerca de su producción máxima. Las mejoras en la gestión de los recursos de la pesca lograrán a lo sumo mantener estos niveles de pesca y los futuros incrementos en producción de productos pesqueros para consumo humano solo podrán provenir de la acuicultura, como ya ha venido suce diendo en los últimos 15 años. En 2006 se produjeron 66,7 millones de toneladas de productos de la acuicultura en el mundo, frente a los 93,1 millones de la pesca extractiva.
La producción global de la acuicultura ha crecido de manera significativa, pasando de 0,6 millones de Tm en 1950 con un valor de menos de 0,5 millones de dólares a 66,7 millones de Tm en 2006 con un valor global de 86,2 millones de dólares. Se prevé que continué su expansión en las próximas décadas, alcanzando los 100 millones de toneladas en 2030. Su contribución al suministro mundial de pescado, crustáceos y moluscos crece año tras año.
Según la FAO la producción de acuicultura alcanzó en 2006 un volumen prácticamente similar a la producción pesquera mundial para consumo humano directo, no incluyendo esta los aproximadamente 30 millones de Tm de productos de la pesca extractiva no destinados a consumo humano.
Para APROMAR, la acuicultura tiene a nivel mundial un importante papel que jugar en los esfuerzos por eliminar el hambre y la malnutrición al proveer productos ricos en proteínas, aceites, vitaminas y minerales. Además, puede contribuir a reducir la pobreza mejorando los ingresos económicos, ofreciendo oportunidades de empleo y mejorando los retornos sobre el uso de los recursos. La FAO considera que la acuicultura contribuye de manera efectiva a la seguridad alimentaria, a la reducción de la pobreza y al desarrollo económico con mínimo impacto sobre el medio ambiente y con máximos beneficios para la sociedad. Destaca la FAO que el principal reto para los legisladores y para las agencias de desarrollo es la creación de un entorno administrativo y legal de fomento de la acuicultura que coadyuve en la expansión de la actividad hasta ofrecer toda su potencialidad. Este entorno administrativo es abarca multitud de facetas y requiere de importantes dosis de voluntad política así como de políticas incentivadoras.
Evolución de la producción pesquera (pesca y acuicultura) en el mundo en el periodo 1950-2006 (FAO)
Evolución de la producción (tm.) acuícola mundial, por grupos, para el periodo 1950-2006 (FAO)
En contraposición a los sistemas de explotación agropecuarios terrestres, en los que la mayor parte de la producción se obtiene de un reducido número de especies de animales y plantas, en el año 2006 se estaban criando en el mundo 250 especies de plantas y animales acuáticos en cantidades significativas (>100 Tm). Esta diversidad se debe al elevado número de organismos acuáticos que pueden adaptarse a los sistemas y condiciones de producción controlada.
Distribución porcentual de la producción (tm.) de acuicultura mundial en 2006 por grupos (FAO)
La acuicultura es una fuente cada vez más importante de pescado de calidad en Europa. En la Unión Europea en 2006 representó el 18% del volumen de su producción pesquera total. Sin embargo, su importancia no es igual en todos los países de la UE. En algunos su relevancia económica y social supera ya a la de la pesca extractiva, como también ocurre en España en algunas Comunidades Autónomas. Esta actividad desempeña un papel muy significativo en el desarrollo social y económico de las zonas costeras, además de en la preservación de la cultura marítima y pesquera de estas zonas.
En Europa los principales productos de la acuicultura son los pescados de alto valor comercial y los moluscos. La producción de peces supuso el 68% en volumen y el 83% en valor de esa producción total, mientras que los moluscos supusieron el 32% y 17% respectivamente.
La producción de la acuicultura europea representa sólo el 3% de la del mundo, pero es líder en algunas especies como el salmón atlántico, la trucha, la lubina, la dorada, el rodaballo y el mejillón. Las condiciones de cultivo son altamente tecnológicas y con un importante nivel de control sobre los procesos.
Distribución de la producción de acuicultura en los 27 países de la Unión Europea por su volumen (toneladas) en 2006 (FAO)
La producción de pescados marinos de crianza en España ascendió en 2007 a 40.260 Tm, un 10,6 % más que en el año anterior. El crecimiento contrasta con la evolución descendente de los desembarcos de la flota pesquera extractiva nacional. Este crecimiento de la producción de pescados marinos de crianza en España resulta espectacular en comparación con otros sectores agropecuarios. El volumen producido se ha venido duplicando cada 6 años y este ritmo de crecimiento es previsible que se mantenga a corto y medio plazo.
Evolución de las producciones de los pescados marinos de crianza en España (1984-2007) y previsión para 2008. Se muestra la tasa de variación interanual (APROMAR).
Según publica APROMAR en su informe, el número de instalaciones de acuicultura marina de peces en España tiende a crecer con los años, si bien de forma menor que sus producciones. Ello indica que la producción media de las instalaciones está en crecimiento. En 2007 había en funcionamiento un total de 143 centros de producción.
En 2007 estaban en producción 110 instalaciones de crianza (engorde), de las cuales 64 localizadas en el mar o aguas interiores y 46 en la ribera del mar. La Comunidad Autónoma con mayor número de instalaciones es Andalucía con 32.
En cuanto a los centros de acuicultura continental, según datos de la Consejería de Medio Ambiente, Andalucía contaba en 2007 con un total de 13 centros
“En 2007 estaban en producción en España 110 instalaciones de crianza (engorde), de las cuales 64 localizadas en el mar o aguas interiores y 46 en la ribera del mar. La Comunidad Autónoma con mayor número de instalaciones es Andalucía con 32”.
Retos
Los retos a los que se enfrenta el sector español de acuicultura marina son muy diversos, según la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos en el terreno de la oferta este sector precisa aun alcanzar una serie de reformas estructurales o reestructuraciones que le confieran la estabilidad, dimensión y competitividad necesarias para todo sector agroalimentario del siglo XXI:
-Organización de la oferta para sincronizarla con la demanda, tanto a nivel nacional como internacional. Hacen falta más estudios de mercado que permitan conocer mejor la evolución de la demanda en el tiempo y el establecimiento de mecanismos sectoriales que por una parte sincronicen la oferta, y que por otra trabajen por incrementar esa demanda.
–Concentración de la comercialización, ya sea a través de las Organizaciones de Productores (OPP), a través de acuerdos comerciales entre empresas o por compras/fusiones empresariales, que otorguen a las empresas el peso específico suficiente como para hacer frente a unos cada vez más poderosos y agresivos canales de distribución.
–Diferenciación de los pescados mediante distintivos de calidad y aprovechamiento de éstos para transmitir imagen, calidad y facilitar la repetición de la compra a los consumidores. El consumidor de pescado español no recibe en muchas ocasiones la información necesaria como para comprar con conocimiento de causa, y ello a pesar de los esfuerzos del FROM y de las administraciones de las CCAA como para que pescados, moluscos y crustáceos estén siempre correctamente identificados.
-Proporcionar valor añadido al pescado, mediante nuevos productos comerciales nuevas presentaciones y otras formas que incrementen su valor comercial. Muchas son las empresas que ya trabajan en esta línea, pero precariamente porque hace falta para ello tener una dimensión suficientemente grande y que muy pocas tienen.
En el campo de la demanda, la acuicultura sigue siendo una actividad de relativamente reciente implantación y es necesario trabajar más por darla a conocer a la sociedad –incluidas administraciones y políticos- así como a los consumidores:
-Apertura de nuevos mercados. El incremento de la demanda mediante la apertura de nuevos mercados ya se ha iniciado pero debe perseverarse en estas acciones. Ya sea de la mano del FROM o del ICEX; Europa, Rusia o los EEUU, por ejemplo, son mercados de productos pesqueros en crecimiento que debemos aventurarnos a explotar.
–Comunicación en general sobre la acuicultura (procesos y productos). Aun existe un gran desconocimiento en la sociedad sobre qué es la acuicultura. Es necesario llevar a cabo acciones informando sobre las características de los productos de la acuicultura marina; transmitiendo a la sociedad que la acuicultura puede realizarse de una forma medioambientalmente sostenible; informando sobre la importancia socioeconómica de esta actividad y su potencialidad como creadora de empleo y desarrollo local; realzando la imagen de los pescados de crianza; e incidiendo sobre la compatibilidad de la acuicultura marina con la pesca extractiva y otras actividades de la costa.
-Necesidad de innovación: La acuicultura marina es una actividad relativamente reciente y sus técnicas de producción tienen una continua necesidad de perfeccionamiento y optimización. El concepto clave es la Innovación, que es clave para la competitividad.
En 2008 se ha visto resuelta favorablemente una reivindicación histórica del sector acuícola español: el canon de ocupación del dominio público marítimo-terrestre. A pesar de ello diversas son las cuestiones administrativas cuya falta de resolución viene lastrando aun las cuentas de resultados de las empresas de acuicultura españolas y por tanto su competitividad, su crecimiento y la creación de empleo:
-La lentitud y complejidad de los trámites para nuevas instalaciones o ampliaciones de las existentes.
-Las tasas portuarias y otros cánones.
-La ausencia de coordinación y homogenización entre las legislaciones de las Comunidades Autónomas. Aunque estas son depositarias de las competencias en acuicultura, deben hacer un esfuerzo de coordinación con las demás por el bien de las empresas y del empleo.
-La falta de definición de usos de las zonas costeras y la incertidumbre creada por el conflicto sobre la propiedad de las salinas y fincas acuícolas en las provincias de Cádiz y Huelva.
-La falta de individualización para el sector en cuanto a políticas fiscales, de la Seguridad Social, etc.
-La imposibilidad del empleo de las existencias de peces como garantía crediticia en base a un correcto aseguramiento de los peces.
“La lentitud y complejidad de los trámites para nuevas instalaciones o ampliaciones de las existentes, las tasas portuarias y otros cánones y la ausencia de coordinación y homogenización entre las legislaciones de las Comunidades Autónomas son algunos de los retos a los que se enfrenta la acuicultura”.
¿Perjudicial o beneficiosa?
No obstante, la acuicultura cuenta con numerosos detractores, que la consideran más perjudicial que beneficiosa para el medio ambiente y la salud. En este sentido, diversas organizaciones ecologistas sostienen que los pescados de cultivo pueden producir mayores impactos ambientales que la pesca de captura. Si no se instalan y gestionan adecuadamente, explican, las piscifactorías pueden destruir zonas naturales delicadas, como manglares y tierras húmedas, contaminar el hábitat acuático y reducir el agua potable, o aumentar la invasión de especies exóticas. Desde el punto de vista sanitario, añaden, son peces más grasos y en algunos casos se abusa de colorantes y antibióticos, que pueden crear además “super-virus” resistentes.
Según Greenpeace, la acuicultura, lejos de ser la solución a la sobrepesca, contribuye a la disminución de las poblaciones salvajes y degrada los ecosistemas maniros, amenazando así el suministro y la seguridad alimentaria de las comunidades costeras.
La organización señala que la industria acuícola requiere gran cantidad de pescado para la elaboración de piensos, así como la captura de juveniles para abastecer los stocks de las instalaciones. Por ejemplo, se necesitan entre 4 y 5 kg de pescado para que un salmón engorde un kilo y 20 kg por cada kilo de atún rojo engordado en cautividad.
La ubicación de las piscinas en la costa deteriora los ecosistemas costeros y desplaza a las comunidades locales, impidiéndoles el acceso a la playa y el uso tradicional que hacían de los recursos marinos. Además, estas instalaciones consumen enormes cantidades de agua dulce o la contaminan (eutrofizción, uso de antibióticos y pesticidas).
También existe riesgo de que se propaguen enfermedades desde las granjas a las poblaciones salvajes que están en contacto con ellas y de que se produzcan fugas de ejemplares cautivos que se mezclen genéticamente con los ejemplares salvajes de esa especie, disminuyendo la variabilidad genética.
En cuanto a la vulneración de los derechos humanos, existen ejemplos tan graves como el de Bangladesh, donde más de 150 asesinatos están directamente relacionados con la implantación de la acuicultura.
Para denunciar la insostenibilidad ambiental y la grave situación social de este industria acuícola en expansión, Greenpeace presentó en la reunión anual de la Seafood Choice Alliance, que se celebró en enero de 2008 en Barcelona, el informe La industria acuícula y de engorde: un reto de sostenibilidad realizado por la Unidad de Investigación de la Universidad de Exeter. En el informe se analizan los principales problemas de la acuicultura y se proponen a la industria algunos caminos hacia la sostenibilidad. El informe también orienta a los minoristas y a los proveedores de pescado de cómo asegurarse de que los productos acuícolas que compran son sostenibles. Por su parte, los consumidores deberían exigir también a los minoristas que el pescado que les venden cumple con las recomendaciones del informe de Greenpeace. Para la organización, la única acuicultura sostenible es aquella que:
– no degrada el medioambiente, ni altera la biodiversidad de los ecosistemas
– no amenaza los derechos humanos
– apoya la sostenibilidada económica y social de las comunidades locales en el largo plazo.
Por su parte, sus defensores subrayan que sólo un 15% de la producción total depende de las capturas para su alimentación, siendo la gran mayoría cultivo de algas, animales filtradores como los mejillones, o peces herbívoros como las carpas. Según la FAO, el 80% del pescado de acuicultura en el mundo es herbívoro u omnívoro, producido para consumo local, y es una fuente vital de alimento para muchas zonas pobres.
Los responsables del sector afirman que los controles son cada vez más severos, y que la producción de alimentos sanos y ecológicamente sostenibles es una demanda en aumento por parte de los consumidores. Sin embargo, las voces críticas recuerdan la falta de información fiable sobre este sector y el desplazamiento de algunas de estas empresas a países con legislaciones menos exigentes.
Según la Sociedad Mundial de Acuicultura, el futuro del sector debe basarse en el desarrollo tecnológico, las prácticas sostenibles y la diversificación de especies cultivadas. En este sentido, la Comisión Europea ha aumentado las ayudas a la innovación, en detrimento de las especies de cultivo ya consolidadas.
Los expertos afirman que, tras varias décadas de investigación, se ha conseguido perfeccionar los métodos de cultivo, la salud de los peces y su nutrición, reducir el uso de antibióticos, vacunas y productos tóxicos, y mejorar sus características de crecimiento.
Fuentes:
La Acuicultura Marina de Peces en España 2008, Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos (APROMAR)
La industria acuícula y de engorde: un reto de sostenibilidad, Greenpeace
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