Los filtros solares han llegado a los huevos de las aves de Doñana
- On 15 noviembre, 2017
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- biodiversidad, doñana
- El trabajo de científicos del CSIC revela la presencia de filtros solares en los huevos de aves silvestres, y que la transmisión de madre a cría se da antes de la puesta del huevo
A los huevos de las aves silvestres de Doñana también han llegado los compuestos que nos protegen de la radiación UV (filtros solares) que se han dispersado al medio ambiente, procedentes de los productos de cuidado personal y otros artículos comerciales. Así lo revela un estudio liderado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua IDAEA del CSIC, y que cuenta con la participación de la Estación Biológica de Doñana (CSIC).
El trabajo, publicado en la revista Environmental Science and Technology (Vol 51, pags. 10983-10990, 2017), es el primero en hallar filtros solares en huevos de aves. Silvia Díaz-Cruz, autora principal del trabajo e investigadora en el IDAEA-CSIC, explica: “Este hallazgo es relevante porque demuestra que, si está en el huevo, antes de que el ave se haya desarrollado y se haya expuesto al medio ambiente, es porque la madre ha transferido el contaminante antes de la puesta”.
Los científicos han analizado muestras de huevos no fecundados o malogrados, recolectados entre los años 2010 y 2012 durante campañas de anillamiento de juveniles llevadas a cabo por los técnicos del Equipo de Seguimiento de la Estación Biológica de Doñana, y en el marco del proyecto IMPAR, liderado por la Dra. Ethel Eljarrat, coautora del estudio e investigadora en el IDAEA-CSIC. Las 39 muestras de huevos corresponden a 7 especies (2 rapaces diurna, 2 gaviotas, la pagaza piconegra, el pato friso y la cigüeña blanca), todas ellas residentes en Doñana o migratorias que visitan anualmente el espacio natural protegido .
La totalidad de las muestras contienen o bien los filtros solares originales, que se pueden hallar en los productos de cuidado personal, o bien sus metabolitos. Hallar los metabolitos, explican los autores, demuestra que una vez el contaminante ha llegado al organismo de la madre, éste lo ha metabolizado y transformado en otros compuestos (metabolitos), pero “no los ha excretado, o al menos, no totalmente”.
La oxibenzona (también conocida como benzofenona 3, BP3), uno de los filtros más frecuentes, estaba presente en todas las muestras, a niveles de entre 16 y 49 nanogramos por gramo. Pero un metabolito de la oxibenzona, la hidroxibenzofenona (4HB), se ha hallado a niveles mucho mayores y en todas las muestras: de 12 a 3348 nanogramos por gramo. Otros metabolitos hallados son la benzobenzona 1 (BP1) y la dihidroxibenzofenona (4DHB).
La frecuencia de detección de cada uno de los 7 filtros solares encontrados fue del 95 al 100% de las muestras.
De este hallazgo, los investigadores infieren que los filtros solares llegan a las aves a través del tracto gastrointestinal (ingeridos con el alimento o el agua), que los metaboliza y los transfiere al huevo cuando éste todavía se está formando, antes de la puesta. Es una evidencia de que la exposición a estos contaminantes es “pre-natal”, afirma la Dra. Díaz-Cruz.
De las muestras analizadas, la cigüeña blanca (Cicona ciconia) y el aguilucho lagunero (Circus aeroginosus) son las especies más contaminadas, con concentraciones de filtros solares de entre 834 y 985 nanogramos por gramo. Estas concentraciones superan las concentraciones máximas permitidas según lo estipulado para agua y biota en la Directiva Marco del Agua europea para contaminantes regulados, como el mercurio.
En los últimos años ha aumentado la presencia de filtros solares en los productos de cuidado e higiene personal. Ya no están sólo en las cremas solares, sino también en los productos para el cabello o maquillaje, en textiles, adhesivos, pinturas, plásticos… Como se unen fácilmente a los lípidos (son lipofílicos), se acumulan en los organismos. Trabajos previos de estos investigadores ya habían revelado la presencia de filtros solares y parabenos en la placenta de mujeres gestantes y de mamíferos marinos, así como en leche materna.
Sobre sus efectos, los estudios hasta la fecha son escasos, pero hay indicios significativos de que pueden ser disruptores endocrinos y cancerígenos, causar endometriosis en mujeres y disminuir la calidad del semen en hombres.
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