POLITICAS DE ADAPTACIÓN EN ANDALUCÍA
- On 24 julio, 2017
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- cambio climático, energía, sequía
Andalucía es muy vulnerable al cambio climático por su situación geográfica y características climáticas, y la perspectiva futura es que los cambios observados hasta ahora van a ser aún más importantes en las próximas décadas.
El análisis de escenarios climáticos regionalizados generados por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, indica que se producirán mayores incrementos en las medias de las temperaturas máximas que en las de las mínimas. Se espera que en 2050 el aumento medio alcance 1,7ºC en las temperaturas medias de las mínimas y hasta 2,2ºC en las medias de las máximas, y que las zonas del noreste de Andalucía sean las que sufrirían incrementos de temperaturas mayores. En cuanto a la evolución de las precipitaciones, a partir de mediados de siglo XXI se prevé, un descenso paulatino de las precipitaciones que afectaría a toda Andalucía (descenso medio del 7% con respecto al clima actual) y que sería especialmente severo en el Valle del Guadalquivir y en la Cuenca Atlántica Andaluza.
Hace tiempo que el Gobierno andaluz es consciente de la importancia del cambio climático para su territorio, y por ello tomó la iniciativa de forma temprana con la aprobación en septiembre de 2002 de la Estrategia Andaluza de Cambio Climático.
La política de adaptación al cambio climático se recoge en el Programa Andaluz de Adaptación al Cambio Climático, aprobado por Acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía el 3 de agosto de 2010 . Su objetivo es minimizar la vulnerabilidad del territorio andaluz ante los efectos negativos del cambio climático mediante la integración de la adaptación en la planificación de las políticas de la Junta de Andalucía.
Como no podía ser de otra manera, los recursos hídricos, la energía y el uso del territorio tendrán un papel protagonista. Así lo reconoce el Programa de Adaptación, que presta atención específica a sectores socioeconómicos críticos como la agricultura, el turismo o la salud y destaca la importancia de la conservación y mejora del patrimonio forestal de Andalucía. Otro pilar básico de actuación es la generación de conocimiento científico y su aplicación, dónde se aprovecha la funcionalidad de los espacios protegidos como laboratorios naturales para la evaluación y seguimiento de las acciones de gestión adaptativa al cambio climático que se desarrollarán en Andalucía.
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